COVID-19, Actividad Física y Sistema Inmune.
Que el ejercicio es beneficioso para prevenir numerosas enfermedades, lo avalan innumerables evidencias basadas en la experiencia diaria y en trabajos científicos que así lo demuestran. Ya Platón, en la antigua Grecia, decía que “La falta de actividad física destruye la buena condición de todo ser humano, mientras que el movimiento y el ejercicio físico metódico la conservan”.
Hoy sabemos que estos efectos beneficiosos se deben a su acción protectora sobre el sistema inmune frente a microbios y células malignas. Estos beneficios son especialmente significativos en personas mayores, que como sabemos son más vulnerables.
Un claro ejemplo, lo tenemos en la escasa incidencia de enfermedades, en las personas que viven en las llamadas Zonas Azules donde sus habitantes en ningún momento dejan de trabajar sus tierras y talleres (Figura AF-1).
Sin embargo en la sociedad actual apenas si se realiza actividad física pues ya no es necesario ni para el trabajo, que se hace normalmente sentado, ni para los desplazamientos que se hacen en vehículos impulsados por energía.
Esto es preocupante, lo que claramente indica que debemos superar el sedentarismo que está tan arraigado y potenciado en la forma de trabajar debido a las nuevas tecnologías y la expansión industrial. En este sentido es muy ilustrativa la estatua que se encuentra en la sede de la Confederación Alemana de Deportes Olímpicos en cuyo pie se dice “si no te mueves, engordarás“ , a lo que yo añadiría, “y antes de tiempo morirás”.
Hay estudios que indican que el 50% de los españoles no solo no practican deporte sino que ni siquiera caminan diariamente por lo que no llegan a las recomendaciones mínimas de la OMS de andar un mínimo de media hora al día. Lo cual es grave pues no podemos olvidar que la actividad física es uno de los pilares sustanciales de la vida y de la capacidad defensiva del sistema inmune, pues hoy sabemos que las personas sedentarias sufran un mayor número de infecciones, mientras que aquellas que practican algún tipo de ejercicio, lo hacen en menor grado.
Esto ha sido ratificado por la sabiduría popular, que opina “si mucho caminas de gripe no morirás” pero también científicamente por innumerables trabajos científicos. Entre ellos, destacamos los realizados por David C. Nieman de la University Boone, USA, pionero en estos estudios. Él y su equipo analizaron en un gran número de personas la frecuencia con la cual padecían infecciones, al mismo tiempo que estudió el estado funcional del sistema inmune. En este sentido publicó en 1995 en la revista Int J Sport Med la ya célebre curva en forma de “J” sobre la susceptibilidad a padecer infecciones en deportistas. En ella se refleja cómo la práctica de actividad física moderada hace a las personas menos susceptibles a infecciones mientras que cuando practican actividad intensa por personas no entrenadas, se hacen más susceptibles a padecer infecciones, sobre todo del aparato respiratorio (Figura AF-2).
Estos y otros datos clarifican los beneficios de la actividad física moderada y, cuando se realiza por personas con un entrenamiento adecuado, de la actividad física intensa y muy intensa (Figura 3 )
COVID-19, Actividad Física y Sistema Inmune
Si antes de la llegada de la pandemia COVID-19 no se practicaba a penas actividad física regularmente, no digamos ahora en plena pandemia con las grandes limitaciones de movilidad que tanto dificultan su práctica. Esto está provocando claramente una situación de inactividad física grave para la salud y para el sistema inmune, que ahora tiene la responsabilidad de enfrentarse al SARS-CoV-2 que nos visita.
Y es que la actividad física moderada es esencial puesto que produce efectos anti estrés y anti inflamatorios y además potencia el sistema inmune por lo que en la COVID-19 debería jugar un papel esencial reforzando nuestras defensas frente al SARS-CoV-2 o incluso frente al virus de la gripe que se avecina en esta época del año que comienzan los fríos. Esta situación, en la pandemia, no deja de ser preocupante por lo que merece la pena conocer el daño que origina en el sistema inmune para de esta manera tratar de subsanar esta situación contraria a la evolución y a nuestros genes basados en la actividad física. Esta inactividad es probablemente el aspecto que más se echa en falta en las restricciones de movilidad impuestas por la COVID-19, con lo cual no se fortalece el sistema inmune que debe defendernos.
No olvidemos que para la OMS la inactividad física es el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad mundial, pues alerta de que el 6% de las muertes mundiales son atribuidas a la inactividad física lo que solo superan la hipertensión (13%) y el consumo de tabaco (9%).
La actividad física, es claramente beneficiosa en general y durante la pandemia COVID-19 cuando se realiza de forma moderada (AFM) con ejercicios de baja y mediana intensidad, pero no cuando es de alta intensidad, a no ser que la persona esté adecuadamente entrenada para ello. Todo esto hace necesario proteger y fortalecer nuestras defensas, precisamente en esta situación especial de la pandemia. Nos atrevemos a decir que la actividad física moderada puede ser uno de nuestros mejores medicamentos contra el SARS-CoV-2, pues además tiene la particularidad de ser el más económico y hasta incluso divertido. Ya Hipócrates decía «Si pudiéramos dar a cada individuo la cantidad correcta de alimento y de ejercicio, habríamos encontrado el camino más seguro para la salud.”
COVID-19 :¿Cómo la actividad física mejora el Sistema Inmune ?
Venimos hablando de que la actividad física apoya a nuestras defensas ¿Pero cómo lo hace?
La actividad física, cuando es de tipo moderado, es beneficiosa durante la pandemia por muchas razones, entre las que destacamos:
- Mejora el sistema cardiocirculatorio y respiratorio, lo que facilita una amplia distribución de las células inmuno-competentes por todos los tejidos del cuerpo (Figura AF-3 y 4) .
- Induce la secreción de hormona de crecimiento (HGH) por la hipófisis lo que hace elevar la actividad y el número de células inmunocompetentes en la sangre (Figura AF-3 y 4 ).
- Actúa sobre la musculatura en movimiento que en este caso actúa como una verdadera glándula endocrina sintetizando interleucina 6 (IL-6) que tiene efectos antiinflamatorios y por tanto estabilizando al sistema inmune.
- Aminora el estrés psíquico haciendo aumentar los niveles de serotonina y dopamina sin aumentar los niveles de cortisol, con lo cual evita la ansiedad y la depresión y por tanto atenúa el estrés, que por ello,en estas circunstancias deja de tener una acción inmunosupresora (Figura AF-5)
- Disminuye la grasa de los panículos adiposos que tanto daño hacen al actuar como una fuente de factores proinflamatorios que en lugar de ayudar al sistema inmune lo entorpecen en su función.
La consecuencia de todo ello es que la actividad física moderada induce un aumento considerables de neutrófilos, linfocitos y células NK en sangre mientras dura la actividad para después volver a los valores basales una vez terminada. En ello interviene un aumento de la actividad cardiovascular, de los niveles de hormona de crecimiento (HGH) y de la Interleucina 6 (IL-6) (Figura AF-4).
Una muestra de la importancia que la actividad física tiene en la defensa frente a infecciones la tenemos en el trabajo recientemente publicado en Mayo Clinic Proceedings por Clinton A. Brawner y colaboradores, 2020. Como consecuencia de esta investigación, se concluye que las personas con capacidad física media o alta, como resultado de la actividad física que realizaban antes de la pandemia, tienen la mitad de riesgo de hospitalización por SARS-CoV-2 que aquellas que no han realizado actividad física.
En concreto se analizaron los datos de aquellos pacientes que habían realizado una prueba de esfuerzo en el hospital en años anteriores pero que ahora se habían contagiado del SARS-CoV-2. Fueron un total de 246 de los cuales necesitaron ser hospitalizados con motivo de la pandemia el 36% de los mismos que se corresponden precisamente con los enfermos que peores resultados habían obtenido en el test de esfuerzo en parámetros como capacidad pulmonar, resistencia a la fatiga o en los datos del electrocardiograma (Figura AF-6).
Estos resultados demuestran que la capacidad máxima de ejercicio fruto de una actividad deportiva, está inversamente relacionada con la hospitalización provocada por la COVID-19. A este respecto vemos, como se ha referido recientemente el divulgador Alvaro Piqueras, que muy bien a la actividad física podría considerarse “como una vacuna deportiva frente al SARS-CoV-2”. Cada día que pasa, se viene considerando, y así lo avala la OMS, que indica que entre los factores que inducen mayormente la mortalidad, se encuentra el sedentarismo.
¿Cómo propiciar el ejercicio en la COVID-19?
Ante el panorama actual, está claro, que mientras dure se ha de realizar actividad física en casa o fuera de ella, siempre de manera moderada a no ser que las personas posean preparación deportiva adecuada, pues de lo puede producirse lesiones innecesarias o perjudica al sistema inmune por cuanto que este tipo de actividad va acompañado de estrés e inflamación en las personas no suficientemente preparadas.
La OMS ha venido recomendando realizar por los adultos al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana que no tiene que hacerse necesariamente en gimnasio, pero se requiere que al menos las personas se muevan en casa o anden en su entorno más cercano. Sin embargo, y ya durante la pandemia COVID-19, la OMS ha duplicado a 300 minutos el tiempo necesario y recomendado para realizar actividad física por semana debido a sus beneficios, precisamente en esta situación compleja de la pandemia.
Algunas estrategias útiles y prácticas para sacar partido de la inactividad durante la COVID-19 son, por ejemplo, cuando se habla por teléfono, hacerlo andando, cuando se salga o se vuelva a casa hacerlo utilizando las escaleras (no los ascensores), no utilice el sofá (mejor una silla en donde toda su musculatura trabaja), haga equilibrio sobre solo una pierna el mayor tiempo posible y después sobre la otra pierna, puede hacer flexiones de brazos apoyados en el suelo y con el cuerpo horizontal, pero nunca se quede quieto y estático en el sofá. También, si tiene oportunidad, puede hacer bricolaje casero, o hacer tareas de jardinería, pues con imaginación hay muchas posibilidades, como incluso andar de un sitio a otro de la casa con cierta diligencia.
También se puede practicar yoga en casa, pues de esta forma daríamos un paso decisivo reforzando nuestra protección inmune frente al virus y al mismo tiempo no contagiamos a otras personas, pues el yoga tiene efectos beneficiosos para el sistema inmune por partida doble, como ejercicio físico al hacer trabajar a la musculatura y como anti-estrés, al calmar al sistema nervioso. Si se quiere practicar en casa, hay aplicaciones gratuitas que puedes descargar en el teléfono, como 5 Minute Yoga o Yoga For Beginners (Figura AF-7).
Fuera de casa tiene múltiples alternativas para andar o incluso correr al aire libre si tiene jardines o campos cercanos en donde hacerlo. Esto además del ejercicio hace que se esté recargando el cuerpo de vitamina D que tan importante es protegiéndonos del SARS-CoV-2 a través del fortalecimiento de las defensas.
Hay numerosas aplicaciones gratuitas que ofrecen guías para realizar desde casa, como Seven sport (http://www.sevensport.es/actividades.html), FitOn (https://fitonapp.com/), 8fit (https://8fit.com/es/),Nike Training Club (https://www.nike.com/es/ntc-appgratis), entre otras.
En todo caso, es tal la importancia de la actividad física como soporte de una buena salud en general e inmune en particular que el Consejo COLEF (Colegio Profesional de Educación Física y del Deporte) ha presentado al Congreso, un ‘Manifiesto a favor de la consideración de la prestación de servicios de educación física, actividad física y deporte como esenciales durante la pandemia COVID-19. De aprobarse compensaría las dificultades de movilidad extra domiciliaria impuesta por el riesgo a contagios, lo que tanto dificulta la realización de actividad física, ya en una situación profundamente desbastada por la pandemia. Como consecuencia El Congreso ha aprobado recientemente la declaración del deporte como actividad esencial haciendo énfasis en su carácter esencial en el contexto de la pandemia COVID-19”. En consecuencia el Congreso de los Diputados insta al Gobierno a declarar la Actividad Física y Deporte como 'Actividad Esencial' por tener un claro efecto beneficioso para la salud de las personas que lo practican, especialmente durante la COVID-19 e incluso que permitan los desplazamientos para su práctica.
Para saber más, ver libro electrónico “Conoce y Refuerza tu Sistema Inmunológico. Para protegerte del coronavirus, otros desafios y vivir sano” escrito por José Peña Martínez y publicado en amazon
LINK (2021).
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